Artistas: Aranzazu Temprano, Maite Pinto, Nerea de Diego, Karla Tobar, Miriam Isasi, Asensio Martínez
Comisaria: Haizea Barcenilla
Los rastros de las montañas sobre la arena. Los rastros de los rostros sobre el papel fotográfico. Los rastros de la fe en los exvotos. Los rastros de la tecnología que vamos abandonando. Los rastros de las abejas en las colmenas. Los rastros de la obra de arte absoluta sobre el escenario. Una invitación a rastrear.
Comenzamos la exposición andando, recorriendo caminos de playa con Aranzazu Temprano. Una a una, las siluetas de los montes van tomando forma por el efecto de sus manos sobre la arena. Sobre ellas se vierte la escayola que las dibujará, y que irá formando un camino de viento y marea lleno de reminiscencias. En LTFS 10/10 Aranzazu aplica la idea del proceso a la cerámica, simplificando sus procedimientos y llevándola consigo para establecer una unión directa entre el entorno y el material físico de trabajo.
Revela de Maite Pinto parte de fotos de familia. Toma las imágenes de un instante y las convierte en grabados a través de una técnica manual, como si invirtiera el acto analógico de apretar el botón de una máquina fotográfica. No obstante, el sistema de grabado utilizado abre la puerta a lo inesperado, jugando con manchas, con masas de tinta que diluyen lo figurativo. Unas imágenes en blanco y negro cargadas de melancolía se convierten en representaciones algo inquietantes, en las que el espacio para que la imaginación proyecte historias se acentúa.
¿Cómo se puede mostrar algo inabarcable, infigurable, como es el sentimiento de fervor religioso? Desde 1996, Nerea de Diego ha recopilado objetos e imágenes que tienen el altar mariano como punto de interés. Estos pequeños espacios repletos de exvotos, estampitas, ofrendas y regalos son para ella la representación de un sentir colectivo e irracional. No obstante, son tantos los elementos inconexos que el verdadero ejercicio artístico recae en la exposición del archivo. Puesta en escena de colección (esplendor) juega con la parcialidad y la unicidad que supone la muestra del ente inconcluso que es una recopilación obsesiva.
En lo que para un informático es material de desecho es fuente de trabajo para Karla Tobar. Interesada por la idea de la obsolescencia programada, recupera tecnología en desuso para convertirla en material estético. Hay un cierto gesto de rebeldía en sus instalaciones, en las que los escáneres funcionan sin función, iluminan sin dejar rastro material. No son conscientes de que por mucho que trabajan, no producen más que auras, ambientes y sonidos. Las que observamos, en cambio, nos encontramos ante un concierto maquinista y retrofuturista, realizado con objetos que hace veinte años eran símbolo del futuro y hoy son ya restos del pasado.
También es un gesto lo que trae Miriam Isasi en No existe el delito en los procesos naturales, o mejor dicho, el rastro que este gesto deja. Un rastro goloso y dulce con forma de botes de miel. Introduce como minúsculas agentes secretas a las abejas de una colmena en un campo de adormidera, subvencionado públicamente para el beneficio de farmacéuticas privadas, y así consigue polinizar territorios fuera del controlado. Además de la acción política, que analiza los espacios entre el capitalismo, la ley y la ética, el proyecto nos deja una serie de improntas artísticas de gran belleza.
El final apoteósico de la exposición lo marca el trabajo de Asensio Martínez con la humilde colaboración de Wagner: es de sus óperas de donde el artista extrae el material de inspiración. ¡Grane caballo mío, a ti te saludo! parte de la idea de escenografía como estrategia de construcción y de relación con el público. Grane, el caballo de Brunilda, es tomado como excusa para operar con elementos escultóricos y escenográficos, a través de materiales dispares, espacios figurados o reales y juegos de luz. La idea de “obra de arte total” encuentra un laboratorio en el trabajo de este artista.
Haizea Barcenilla