Benjamín Menéndez es pintor, escultor, enseñante..., y sobre todas las cosas, un reconstructor tenaz del mosaico de la memoria, a través de los materiales de que aquélla está hecha. Polinización cerámica, Sembrando tierra, nos habla de la relación con la naturaleza de la que nunca deja de hablar su obra .
El material de esta instalación es el cerámico, el barro, la tierra en definitiva. Incluso tierra de esta tierra para dar el bruñido final de sigilata a algunas de las piezas.
En esa simbiosis del material y la forma se quiere contener también todo el proceso agrícola inmemorial, que es un proceso similar en hondura, tradición y sedimento de saberes, al del trabajo cerámico que es el oficio del artista.
La ordenación en el espacio disemina esas esferas, de racimos de esferas, y las adapta a la forma de la base sobre la que se apoyan, que es el espacio arquitectónico, la piel exterior, o interior, de los edificios.
Así diseminadas, las esferas se adaptan a los ángulos de las paredes, extendiéndose, sin orden aparente. Como una polinización o como una plaga.