Green Renaissance

Plantas acuáticas que oxigenan el mar. Bosques poblados por árboles. Edificios con muchas plantas. 

Estos tres enunciados condensan la simbología de Green Renaissance, nombre que da título a la exposición de Álvaro Tamarit en la Galería Bea Villamarín. Este juego de palabras, cuya traducción sería “renacimiento verde”, hace alusión al deseo de Tamarit de poder seguir disfrutando de mares poblados por algas y plantas acuáticas, y no de fondos oceánicos arrasados por redes de pesca; el deseo de ver bosques felizmente poblados por árboles, en vez de construcción e industrias rascando con maquinaria las montañas; y por último, el deseo de tener ciudades más verdes y menos grises, en las que los edificios y las calles sean más amables y estén cubiertos por plantas biodiversas. 

El trabajo de Álvaro Tamarit se compone de esculturas hechas a partir de materiales naturales recuperados en playas, así como de pinturas-collage compuestas con imágenes tomadas por él mismo en sus viajes y también en su camino diario, y que son la parte más real de sus cuadros. Estas imágenes, combinadas con la pintura, el dibujo y las texturas, aportan la parte inventada; la unión de ellas da como resultado composiciones de realidades ficticias. Tanto en la escultura como en el collage, se juega al engaño de lo que es real y lo que es construido o dibujado, a veces mediante la acumulación de capas, a veces deformando la perspectiva o incluso trabajando en forma de relieve en tres dimensiones. 

El mensaje que el artista transmite es claro: reivindica una conciencia de respeto hacia la naturaleza, esa conciencia que está haciéndose fuerte en las gentes que se organizan y salen a las playas de todo el mundo a realizar limpiezas masivas de plástico. 

Cuando protegemos y cuidamos la naturaleza, de alguna manera, la hacemos nuestra, ya que es libre y gratis poder disfrutar de ella, pero cuando nosotros los humanos interferimos en la extinción de una especie o ensuciamos de petróleo el mar, ya no podemos bañarnos o disfrutar de la compañía de un animal, ya no nos pertenece, ya que no se puede poseer lo que no existe.

La naturaleza hay que cuidarla, aunque sólo sea por egoísmo.

(José Valdivieso)