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“…vivi en el levante durante mi infancia, en una casa humilde apenas perceptible entre los naranjos y el olor a azahar que la envolvía. Una tarde de verano acompañé a mi madre, no recuerdo por qué razón, a una mansión fresca y oscura probablemente engrandecida en mi memoria de niño. Una mujer nos mostró orgullosa un dibujo a lápiz, quedé fascinado, y … desde aquel instante, sin saberlo, mi obsesión sería la expresión artística…”.
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