Los recortables han sido un juego que siempre me encantó. A esto hay que añadir la afición que tengo desde pequeña por las revistas de moda. Me cautivan este tipo de publicaciones desde mi infancia, en mi casa siempre había alguna por motivos de trabajo. Mi abuela era modista y tenía un taller de costura, de ahí sacaba los modelos y patrones para confeccionar los trajes y vestidos de moda.
Por eso me gusta trabajar por partes, como un mosaico en el que voy juntando todas sus piezas, retales, cuyo ritmo surge de la repetición de un patrón propio, semejando texturas textiles. Destilando una belleza melancólica que vulnera la imagen naif encargada de fabricar un imaginario compartido de felicidad envasada.