Leticia Felgueroso (Madrid, 1963), es licenciada en bellas artes por la Universidad Complutense de Madrid en el año 1987. Empieza a trabajar en los años 80 como ayudante de Ouka Leele y colaborando con ella hasta el año 2000. Desde el año 1988 ha trabajado en varias compañías de discos, para sus portadas. También ha hecho retratos para TVE, El País, ABC (Blanco y negro), Mari Claire y otras Publicaciones.
Sus últimas exposiciones del 2015 han sido en Bruselas, Londres y Milán. Ha participado en las ferias de Art Madrid y Photoespaña en este mismo año.
Decía Picasso que la naturaleza está llena de maravillas, que es necesario querer, saber, buscar, ver y encontrar, "atentos como el que monta un reloj, la invención parte de ahí".
Nota
Hace mucho tiempo, Leticia me enseñó a los Talking Heads (a los que por entonces prestaba yo poca atención) y también a Bruce Nauman (al que no prestaba atención alguna). Gracias.
Al principio de Blue Velvet, la cámara se dedica a fisgonear por entre las hierbas de un jardín hasta que acaba topándose con una oreja humana. Esa oreja es el origen de toda la sucesión de alucinaciones por las que Lynch nos paseará todo el resto de la película. En su jardín, Leticia encuentra peque?os elementos casi anónimos, piezas que disecciona como un cirujano, cataloga y sistematiza y que luego cocina y reconstruye, para mostrarnos su investigación como un escaparate de visiones personales, sorprendentes e inquietantes, frutas extrañas, flores locas y bodegones barrocos e imposibles.
Encontró, más allá, cosas mas grandes, medusas, peces, coliflores, edificios, y el relojero seguía allí montándolas, desmontándolas, prendiendo fuego, sumergiendo, vaciando, pintando y enseñándonoslas en sus fotos sistemáticamente.
Ahora hurga en otros cuerpos, otras escalas, con más distancia, pescados, camas, repollos, puertas misteriosas, estrellas de mar, que sigue armando y ajustando con su paciencia y meticulosidad de artesano, devolviéndonos imágenes compuestas de paradojas y suposiciones inquietantes, escenarios insólitos y cajas inexplicables.
Parece a veces, que se intuye el fantasma del mítico encuentro entre un paraguas y una máquina de coser sobre una mesa de operaciones: es normal, todo se andará.
No se la pierdan!
Rafael Roca