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del arte
   
 
Teresa Lanceta
Teresa Lanceta
La Alfombra Española del Siglo XV
Exposición
Hasta el 23 de marzo
 
  Galería Espacio Mínimo
Doctor Fourquet, 17
28012 Madrid 
web: www.espaciominimo.es
 

La galería Espacio Mínimo presenta el segundo proyecto individual en su espacio de la artista TERESA LANCETA, que, bajo el título de La Alfombra Española del Siglo XV, engloba piezas de diferentes técnicas -tapices, dibujos y pinturas- y formatos, que ha ido creando a lo largo de las dos últimas décadas, a raíz de la impresión que le producen los ejemplares que alberga la colección del Instituto Valencia de Don Juan en su primera visita y, más tarde, los que se conservan en el Museo de Artes Decorativas de Madrid.


La artista escribe sobre la exposición:
 
En el siglo XV en Albacete, Toledo y Cuenca había una esplendorosa industria de alfombras de inspiración y ejecución morisca. Las poderosas familias de los grandes señores conquistadores de tierras admiraban y compraban esas alfombras para sus casas palaciegas. De apariencia seria rayana a la tristeza, los pronunciados marcos que constriñen el campo central y la implantación de los escudos heráldicos nos hablan de sometimiento, el de sus creadores y el de la cultura que sustentaban. Hoy, son testimonio de que existía una cultura que brilló con luz propia.1

En el transcurrir histórico las composiciones mudéjares fueron retrotrayéndose siendo sustituidas por otros estilos, algunos de los cuales llegaban de Europa. A medida que avanza ese proceso, van perdiéndose la fuerza y la originalidad alcanzadas. Los pintores coetáneos las reprodujeron en sus cuadros: Pedro de Berruguete, Diego de la Cruz o Jorge Inglés, entre otros.
 
Con La Alfombra Española del siglo XV, he querido sujetar en mi interior el sentimiento que me producen y extender a través de mi trabajo el conocimiento que aún aportan después de tantos siglos. En mis dibujos y pinturas, la ornamentación toma protagonismo en detrimento de la escena religiosa que representan esos pintores, que en mis pinturas se oscurecen hasta casi desaparecer. Los tapices recrean, alterándola, la repetición geométrica usada.

1  Se pueden contemplar en el Museo de Artes Decorativas de Madrid, en el Instituto Valencia de Don Juan, Philadelphia Museum of Art, Museum für Islamische Kunst en Berlín entre tantos otros.

 

Teresa Lanceta, -escribe Antoni Marí en su texto "Teresa no-está" del catálogo de la exposición Tejidos marroquíes: Teresa Lanceta (Museo Nacional Centro de Arte Reina Sofía, Madrid, 2000)- como cualquier artista, se inició en la práctica del arte por la persuasión que la obra de otros artistas ejerció sobre su imaginación creadora. En este caso no es la obra de un artista individualizado, el que despertó su creatividad, sino el conjunto de una personalidad colectiva que, entre la multiplicidad de variaciones y alteraciones, fue reconocida como una unidad autónoma y singular que recogía las diversas individualidades en una sola voluntad de expresión.

Sobre su trabajo la comisaria Nuria Enguita escribe en la Introducción del catálogo de su exposición Adiós al rombo, celebrada en 2016 en La Casa Encendida en Madrid y en 2017 en Azkuna Zentroa de Bilbao, lo siguiente:
 
Desde mediados de los años setenta, tanto en relación con el contexto español como con el catalán, marcados ambos por la pintura y el arte conceptual, Lanceta toma la decisión de tejer como medio de expresión artística, forzando los límites de la comprensión de lo que se considera arte. Y su aproximación al tejido no se produce desde el análisis crítico, sino que empieza en los elementos formales, en lo que los tejidos tienen de original y propio: sus ligamentos, materiales, tradiciones y técnicas.
 
A mediados de los años ochenta, Lanceta se sumerge en comunidades tejedoras del Atlas Medio y, a través de sus tradiciones textiles -un saber transmitido de generación en generación-, participa del descubrimiento de un arte colectivo que ha facilitado a las personas vivir, comunicarse y permanecer; un arte marcado por un conjunto de normas, temas y hábitos ancestrales cuyo dominio permite la libertad expresiva y la creación, dando cuenta del paso del tiempo, incorporando historias y hechos. Como los hilos cruzados de la urdimbre y la trama, “hacer” y “vivir” comparten un mismo tiempo. En estas tradiciones textiles de pueblos nómadas, los tejidos transcienden su finalidad decorativa y su funcionalidad simbólica; forman parte de un modo de vida, portan un conocimiento común y cotidiano y, como tales, despliegan su poder ornamental y artístico.
 (...)
Lanceta ha mostrado que el tejer es una de las herramientas del arte y que está al servicio del alma humana. Y, con ello, ha mostrado que las artes consideradas ornamentales son arte “a secas”, pues implican innovaciones formales que vinculan ideas innovadoras. Este debate entre arte autónomo y arte útil se intensificó en Occidente durante los años ochenta del siglo XX, a partir de exposiciones como “Primitivism” en el MOMA (1984) o “Magiciens de la terre” en el Centro Pompidou (1989), cuando Lanceta llevaba ya más de diez años “tejiendo”. 

 
 
 
 
Museo Lázaro Galdiano