Arturo Hernández Alcázar produce contenidos que resaltan e intensifican la unidad que se genera a partir de la tensión entre lo político y lo visual. De manera que los elementos de una experiencia de desigualdades y descomposición social se pueden transformar gracias a sus prácticas artísticas (instalación, acciones, fotografías, vídeos) en lúcidas resonancias múltiples pero también en una toma de posición.

El artista lleva a cabo sus maniobras en situaciones que le dan la posibilidad de confrontar los límites y obstáculos impuestos por los poderes tácitos tanto en espacios físicos como psíquicos; evidenciando como esos espacios moldean los lugares y las posturas acumulativas de la modernidad que son seguir edificando un progreso basado en compilar, ordenar y revivificar todos los conocimientos que llegan a nuestros sentidos casi como lejanos ecos sonámbulos.

En contraste con la compulsión fotográfica -que evidencia la modalidad temporal que la instantánea promueve- el trabajo de Arturo Hernández Alcázar va exactamente en la dirección contraria procurando darle un carácter evocativo a la imagen, contando historias que generan lugares. La raíz conceptual de su trabajo impulsa la capacidad transformadora de la imagen, dándole una posibilidad germinal en lo inevitable.

Su trabajo profundiza en maneras estéticas diferentes de interactuar en los ámbitos culturales circundantes para mostrarnos que hemos dejado de tener un centro primario o absoluto que se relaciona con un entorno específico y emancipador, y tenemos en su lugar fragmentos que se incendian recíprocamente, se compenetran, se neutralizan y oscurecen, se mantienen a distancia y se evocan. Sus piezas, que tienen la capacidad de retener un potencial de expresión, revelan procesos y registros para que se insufle la oquedad, introduciendo una vibración en ésta de la que surgen nuevos lenguajes, ánimos, intencionalidad y fuerza de posibilidades en la desmesura.

Alexis Calaldo Estefanía