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Gris, blanco, negro es un camino por el paso del tiempo y su legado hasta la muerte; pero jamás la muerte eterna. Para los indígenas australianos morir y soñar son la misma cosa, la misma palabra, ¿qué diferencia hay, pues, entre morir para siempre o sólo cuando sea estrictamente necesario? En el camino de Pablo, la memoria (en forma de nido) ofrece cobijo y consuelo, la continuidad (barcos, globos) madurez y sabiduría, y el ser humano se convierte en un mero instrumento entre este mundo y el destino final.
Texto Roy Laguna
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