En uno de esos fabulosos libros que recomendaba el antropólogo Alberto Cardín a los estupefactos estudiantes de Bellas Artes en la década de los ochenta (sorprendentes libros con capítulos titulados: "La belleza se consigue con el sufrimiento" o "Los hombres son comestibles"), el autor hablaba de una tribu de la Melanesia que tenía la inusitado costumbre de nombrar rey al último en llegar a su comunidad, ya fuese cuestión temporal (el recién nacido) o espacial (el visitante forastero, quien seguramente nunca hubiera imaginado ser tan bien recibido).

Casi treinta años más tarde, en este rincón de mundo globalizado que es el nuestro, tal vez esta tradición de elección de mando no suena tan extraña, tanto si hablamos del mundo del arte (que es lo que correspondería) como del mundo en general. Si empezamos por este último, si bien la gerontocracia política sigue firme como un fósil, si nos fijamos en el ámbito doméstico, veremos que el poder real lo ostenta el pequeño de la casa, que más que el tradicional rey ahora es un tirano despiadado (lo que llaman el síndrome de emperador). Si volvemos al mundo del arte ya hace días que, amén de las inefables vacas sagradas de siempre, el mercado utiliza la más joven de las sangres creativas como material de usar y tirar. Nuevos talentos que serán inmediatamente sustituidos por otros inevitablemente más jóvenes aún, en una dinámica delirante y despiadada como aquel pequeño emperador.

Esta tendencia parece haber dado otra vuelta de tuerca hace pocos días. La famosa Documenta de Kassel ha querido prescindir voluntariamente de los grandes nombres y presentar sólo obra de ilustres desconocidos. Todos los artistas, jóvenes o viejos, son intercambiables. En La Xina A.R.T., no sabemos si por nuestro inherente carácter visionario o quizá por querer permanecer en la cresta de la ola o bien por el placer de llevar siempre la contraria (de todos modos seguimos adscritos al malditismo y al underground) ya hace unos cuantos unos años que apostamos por dar voz y visibilización a los nuevos creadores, en varias propuestas: exposiciones collectivas (El Bazar del Xino), performances (Houdini Performance Festival), música (La Xina Sona), pedagogía (Xinaxinorri) o literatura y pensamiento (La Conxinxina). Y desde hace unos cuantos veranos venimos desarrollando un proyecto exclusivamente diseñado para estos los jóvenes artistas: "Barcelona emergents”.

Para esta nueva edición (que constará de dos muestras), después de una cuidadosa y difícil selección entre las aspirantes, tenemos el placer de presentaros la obra de la japonesa Mariko Kumon y de la italiana Giulia De Manincor (recién llegadas y foráneas, como en la tribu melanesia), que nos presentarán dos propuestas íntimas y sugerentes, cada una en uno de los dos pisos de la galería, que aquí y ahora no explicaremos, pues esperamos que paséis a verlas, urgentemente, en La Xina, antes de que vengan nuevas tendencias y nos engulla a todos el olvido.