Ya apuntaba Horacio en su lema Ut pictura poesis las apasionantes relaciones entre poesía y pintura y que en esta ocasión entrecruzan sus lenguajes en unintento de explicar el prolífico mundo interior de esta artista.

La tensión espiritual, la elevación sublime y la alegría de vivir que transmite Glosa a lo divino, le sirven a Breza Cecchini como inspiración y vehículopara explicar ya no solo su realidad, sino también un rico mundo onírico donde las ensoñaciones en la mayoría de las ocasiones se hacen reveladoras.

Las obras de Cecchini son, en esta ocasión, intensos apuntes emocionales. Su arte reflexivo y meditativo, se convierte en el medio para comunicar sus experiencias -o sí cabe sus no-experiencias-, como San Juan de la Cruz utilizaba sus poemas, donde el lenguaje se hacía a veces insuficiente. Ocurre algoparecido a cuando, tras contemplar un hecho maravilloso, nos faltan palabras para describirlo. Es, en definitiva, cuando surge la magia del superior acto de crear.

La obra de Breza, bebe ya no solo de la tradición mística occidental en busca de la belleza y renunciando a la oscuridad y a las tinieblas mientras también las habita, mira además a Oriente donde fuera de la corriente religiosa, la pintura en si misma era considerada como una práctica sagrada, como por ejemplo en China donde el pensamiento estético considera siempre lo bello en su relación con lo verdadero.

Su arte nace como luz divina para los místicos, es el acto emocional por excelencia, que busca salvar el alma mediante un gesto más allá de lo terrenal. Donde arte y arte de vivir son la misma cosa. Dondeesencia y trascendencia se juntan.

Natalia García Fernández

“...Por toda la hermosura /

nunca yo me perderé,/

sino por un no sé qué, /

que se alcanza por ventura....”

San Juan de la Cruz