Conozco a Diego desde que empezó a dar sus primeras pinceladas. Ya entonces, siendo un niño, mostraba habilidad e interés por la pintura lo cual hizo que el arte pasara a ocupar muy pronto un lugar serio y determinante en sus intereses y en su formación.
Con el transcurrir del tiempo, Diego empezó a transmitirnos sus inquietudes por medio de la mirada de sus cuadros que nos han ido mostrando a lo largo de los años la crónica de su vida, de sus emociones, de sus actividades, de sus aficiones, de sus viajes. En definitiva, las vistas del caballete de Diego Carrera nos han contado sus inquietudes destacando una clara y positiva evolución en busca de la madurez como artista y como ser humano. Todo ello mediante un prisma de sensibilidad desarrollada y potenciada con la adecuada formación y por una actitud de mirada abierta, sincera y expectante, observadora de todo aquello que pueda llamarle la atención para llegar a convertirse en cuadro. Así es como trabaja Diego Carrera. Así se expresa y así nos lo cuenta en esta exposición que, en su variedad, representa la trayectoria de la obra de un artista que seguirá mostrándonos sus percepciones a través de su caballete con vistas.
J.I. YUSTE