Sala Rekalde presenta la retrospectiva más amplia realizada sobre la obra de Bruce Davidson (Chicago, 1933), uno de los fotógrafos más importantes de la segunda mitad del siglo XX, un representante imprescindible de la nueva ola de fotógrafos documentalistas que surge a comienzos de los años 60.
Bruce Davidson (Chicago, 1933) se considera a sí mismo un fotógrafo humanista: su filosofía de la vida se basa en su relación con la realidad. Este es el tema fundamental de una obra entendida como confluencia entre el mundo y el fotógrafo, que revela su percepción de lo que le rodea, su voluntad y su sistema de valores. Todo ello la define, por encima del estilo o los temas concretos que aborda. La presente exposición recorre más de cincuenta años de su trabajo, y aunque la selección de técnicas, procesos, temas y usos muestre una obra muy diversa, lo que la unifica y le da coherencia es la permanencia de su visión del mundo, de su compromiso ético ante los entornos precarios y vulnerables en los que se desenvuelve la existencia cotidiana de las personas fotografiadas.
Estas últimas han sido unas décadas tan intensas en la fotografía estadounidense como en la propia historia del país, y la obra de Davidson, gracias a la fuerza y la capacidad de penetración de su visión, se ha convertido en parte de la iconografía de su tiempo; aún hoy es un referente para las generaciones que le han sucedido. La solidez de su fotografía procede de la acumulación que va produciendo la reiteración, de la yuxtaposición de imágenes que van conformando el mundo de los protagonistas de sus temas, tratados en series que a veces se extienden por un largo período de tiempo. Con ellos compartimos una intimidad a la que ha sido posible acceder a través de la carismática presencia de Davidson, que se granjeó su confianza, incluso inmerso en los temas más conflictivos, con asombrosa facilidad. La naturalidad con la que se muestran las vidas privadas es reflejo de la cooperación, de un compromiso mutuo, de un proceso de búsqueda y descubrimiento del autor del que somos espectadores privilegiados. Nunca roba una fotografía; logra penetrar en la intimidad, pero nunca de manera intrusiva, sino pactada.
Davidson presta atención al detalle y no cae en excesos sentimentales, moralistas o compasivos, ni añade invención dramática; describe con sencillez y con una mirada poética los temas esenciales que han configurado su vida: unos entornos a veces marginales y casi ausentes en la cultura visual estadounidense de finales de los años 1950, que algunos fotógrafos empezaron a hacer visibles a través de sus enfoques personales. La historia de su país se ha construido con imágenes, y algunos de esos iconos fotográficos —claves para entender la historia y la sociedad americanas— están presentes en estas salas: historias que vivió Davidson a través de sus fotografías y que en ellas permanecen suspendidas, como una invocación de las esperanzas y también de los fracasos del sueño americano.
Carlos Gollonet, comisario de la exposición
Exposición producida por la Fundación MAPFRE en colaboración con Magnum Photos y Sala Rekalde. La exposición itinerante ha sido posible gracias al apoyo de Terra Foundation for American Art.
