El edificio, rehabilitado recientemente, es la antigua capilla erigida a principios del siglo XVIII por los Hermanos de la Orden Tercera, fieles laicos vinculados a la orden franciscana, que ocupaba el anexo Convento de San José y que se instaló en la ciudad en 1561 procedente del convento de Pedroso (Cáceres).
En un principio la orden no tenía sede propia y celebraba sus ceremonias litúrgicas y penitenciales en la capilla de San Pedro de Alcántara de la iglesia del convento. Pero, el 6 de enero de 1718, la orden seglar solicitó permiso para edificar una capilla, que sería bendecida el 27 de febrero de 1739. Los hermanos y hermanas, distinguidos por el hábito penitencial, debían cumplir una serie de condiciones: ser de probada virtud y vida ejemplar, tener asegurado el sustento, haber cumplido los treinta años, ser de buen linaje, honrado y estimado y constar el testimonio de su fe mediante certificado de bautismo.