La práctica de la Odontología requiere material específico y sofisticado, que ha ido evolucionando a medida que las técnicas instrumentales se han desarrollado. La Odontología es una de las disciplina médicas que introdujeron el uso de instrumental de forma más temprana. Agujas y estiletes no son escasos entre los restos arqueológicos, a partir del siglo XVI son frecuentes los alicates extractores (pelícanos). Desde finales del siglo XIX, coincidiendo con el momento en que la disciplina adquiere identidad propia, el utillaje se vuelve más complejo y asume los avances que las ciencias básicas, en especial la electricidad, aportan.
El Museo de Odontología de la Universidad Complutense conserva más de quinientas piezas de diverso formato, a través de las cuales es posible seguir la evolución de la práctica estomatológica; sus fondos reúnen, mayoritariamente, materiales de los siglos XIX y XX. El museo incluye piezas de anatomía dental (normal y patológica), material didáctico, útiles e instrumental para extracción dental y anestesia. Del conjunto de piezas conservadas destacan la serie de sillones de dentista; la exposición muestra la evolución de este complemento de la práctica profesional: los más primitivos sillones, simples adaptaciones de sillas domésticas, fácilmente transportable, nos remontan a los tiempos del dentista ambulante; otras más modernas, de mayor peso, aumentan la confortabilidad del paciente y permiten al profesional disponer en su entorno del conjunto de útiles necesarios para la exploración y tratamiento.
La introducción de las técnicas radiológicas a comienzos del siglo XX supuso un avance fundamental en la diagnosis. Los equipos de rayos X se generalizaron en las consultas odontológicas en las primeras décadas del siglo; el Museo “Florestán Aguilar” muestra una selección de estos equipos.
Desde 1900 fue dentista de la Casa Real española, y poco después de sus homólogas de Baviera y Austria. A raíz de su nombramiento como catedrático y dentista al servicio de la Real Casa, solicitó y obtuvo permiso para visitar las instituciones de enseñanza odontológica de Europa y Estados Unidos. En 1914, a instancias suyas, se creó la Escuela de Odontología, de la que fue nombrado catedrático numerario.
Tras su creación, en 1927, formó parte de la Junta de la Ciudad Universitaria de Madrid; su cercanía a Alfonso XIII le permitió tomar un especial protagonismo en la creación de la Ciudad Universitaria, con lo que los estudios odontológicos recibieron un reconocimiento del que hasta entonces habían carecido. Su visión de los campus universitarios norteamericanos influyó en la concepción y diseño del campus madrileño.
Su relevante posición social y profesional le permitió disponer de una notable biblioteca especializada, cuyos fondos y mobiliario se custodian en este museo.
El museo no dispone de un catálogo publicado, pero algunas de sus piezas han sido estudiadas por el Doctor Luís de la Macorra Revilla, para los tornos de pedal se dispone de una monografía específica (RCOE, 2003: 8 (2), 305-314).
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