La cualidad de la luz como elemento en tránsito, flujo electromagnético sobre los objetos del mundo que decodificamos como imágenes, es el punto de partida de este trabajo, que toma como referencia el proceso tradicional de positivado fotográfico, para profundizar en la idea de un espacio de suspensión, en el que la imagen no está fijada en soporte alguno sino en tránsito entre dos órdenes de luz y oscuridad opuestos como son el negativo y el positivo final.
Pintura, cianotipias y diapositivas conviven con intervenciones sobre el propio espacio de la galería en unas obras que se proponen como imágenes de un ámbito intermedio, desde el que parecen mantener su independencia de cualquier superficie a la vez que participan intensamente de la luz o de la oscuridad, entendidas aquí como fluidos originales de los que emergen.