Luis Lucena, doctor y humanista natural de Guadalajara, fundó y diseñó los planos de esta singular capilla, que estuvo adosada a la desaparecida iglesia románico-mudéjar de San Miguel del Monte.

El doctor Lucena planeó la capilla enteramente de ladrillo, inspirado en el estilo mudéjar de la iglesia románica a la que prestaba servicio. Son aspectos singulares su decoración, a base de ladrillo aplantillado, y la amplia cornisa de mocárabes que remata la fachada.

El interior es de planta rectangular y se cubre mediante bóvedas de cañón que se decoran con pinturas al fresco, realizadas por Rómulo Cincinato; componen un programa iconográfico de carácter manierista.

La singularidad del edificio radica en los recios contrafuertes cilíndricos que articulan los muros exteriores, dispuestos en las esquinas y en el centro de los paramentos, que se coronan por un remate volado con almenas acabadas en punta. Otorgan a la capilla un aspecto de fortaleza intensificado por la ausencia de vanos.