Casa de la Cultura de Villafranca de los Barros
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En esta reseña histórica se describe, principalmente, la organización de la edificación y la función de los distintos cuerpos y naves que la componen. Estos apuntes son del Arquitecto Municipal, D. Vicente López Bernal, transcritos literalmente de un informe emitido por él. En su importancia y en el haber del Sr. López Bernal, destaca el que haya dirigido bajo su tutela y según su criterio, las obras de rehabilitación, por las que ha recibido numerosas felicitaciones y reconocimiento y a los que, por supuesto, nosotros desde aquí, nos sumamos. Tampoco podemos olvidar a los muchos trabajadores y al encargado de obra D. Juan Flores Canchado, con D. José Cestero Báez -que inicia la obra-, D. Bernardino Calle Gragera -que la desarrolla y finaliza-, como máximos responsables de la concejalía de Obras Públicas, en diferentes etapas y D. Ramón Ropero Mancera y D. José Espinosa Bote, Alcaldes.

Así nos cuenta D. Vicente López Bernal: "El edificio fue construido a finales del siglo XIX por D. Ricardo Montero de Espinosa y D. Eduardo Rengifo, como fábrica de harinas con el nombre de "San Antonio". La actividad del edificio corresponde con la época de mayor crecimiento en la ciudad de Villafranca, produciéndose en este período una verdadera explosión demográfica, pasando la población de 4.406 habitantes en 1850, a 9.954 habitantes en 1900 y 16.395 habitantes en 1950, cuando se alcanza el tope de población en la ciudad. La propia finalidad de la instalación dio lugar a numerosas transformaciones en la edificación, con el fin de adaptarla a la fuerte dinámica industrial de la época. Por último, paralizó su actividad con la suspensión de pagos de la empresa el 25 de Enero de 1979.

La referencia histórica más antigua y concreta del edificio que se ha localizado corresponde al contrato celebrado entre los propietarios y el Ingeniero Isaac Peral el 18 de Febrero de 1895 para la instalación de una central eléctrica y su correspondiente red de suministro a particulares. Cuando se formaliza este contrato se tiene la certeza de que la fábrica de harinas estaba instalada y llevaba algún tiempo funcionando, ya que precisamente la máquina de vapor que movía la harinera sería la encargada de mover a su vez las dinamos instaladas por Peral. En relación con estos hechos, en el periódico local "El Eco de los Barros" de 19 de Mayo de 1895, se recoge la noticia de la llegada a la ciudad de "D. Manuel Daza, representante de la casa de D. Isaac Peral", en ese momento ocupado en el montaje de las instalaciones que debían finalizarse en Septiembre de dicho año. En el mismo número del Eco se incluye un anuncio de la "SAN ANTONIO GRAN FABRICA DE HARINAS PANADERÍA Y SÉMOLAS (SISTEMA AUSTRO-HÚNGARO) de los Sres. M. Espinosa y Reginfo", donde se hace referencia a su "maquinaria a vapor montada con arreglo a los últimos adelantos".

Al igual que en otras fábricas de harinas de esta época los desconocidos autores proyectan de forma única edificio e instalaciones, adaptando el primero a las necesidades funcionales de la fabricación, apareciendo la intención compositiva únicamente en el diseño de fachada donde se reflejan los materiales utilizados en la construcción del muro: piedra y ladrillo. La piedra es el material predominante colocándose sin ningún tipo de labra en un aparejo concertado que se remata en huecos, esquinas, aleros y forjados mediante aparejo de ladrillo tosco. El contraste entre ambos materiales produce un magnífico aspecto a las fachadas, consiguiendo de paso una terminación de durabilidad ilimitada sin ningún tipo de mantenimiento.

La edificación está organizada en cinco cuerpos; cuatro de ellos de altura irregular, de una o dos plantas, y cubiertas a dos aguas, encargados de ordenar un patio central y un quinto elemento de tres plantas de altura con ático en el vacío de la cubierta. En todos los casos, la edificación es un elemento prismático rematado por una cubierta a dos aguas resuelta con estructura de madera y teja árabe. El cuerpo de mayor altura aloja la maquinaria de molturación, principal actividad de la fábrica. Con unas dimensiones exteriores de 26x13,50 m., está dividido interiormente por un muro de carga en dos espacios, uno de 4x12 m. y otro de 20x12 m. Este último está sostenido por ocho pies derechos de madera ordenados en una perfecta retícula de 4x4 m., sobre los que apoyan dos carreras del mismo material empalmadas mediante solución en "rayo de Júpiter". Estas jácenas y los muros de carga sostienen el envigado sobre el que se clava el entarimado del pavimento. Toda la madera utilizada en la estructura interior es pino Pinsapo con una coloración natural muy oscura que le da al espacio interior una fuerte personalidad y atractivo. En la banda más interior de las producidas por la retícula de pilares existe un semisótano donde estaba el eje motriz de la fábrica que transmitía la fuerza a las distintas máquinas mediante correas de transmisión y que a su vez era movido por la máquina de vapor.

El cuerpo resultante de prolongar longitudinalmente el edificio anterior cuenta con dos alturas y en él se alojan los silos y tolvas para almacenado de grano y la administración. Tiene unas dimensiones de 32x8 m. y, junto con el anterior, da fachada principal al conjunto. Es la edificación con peor calidad de las existentes, ya que en parte se emplea el tapial y sus cubiertas y forjados están construidos con unas soluciones muy torpes. Esto hace pesar en una mayor antigüedad y probablemente en un molino movido por el agua del vecino arroyo. A continuación y ortogonalmente a este elemento, se sitúa la panadería organizada en dos crujías longitudinales que dividen la cubierta en dos aguas de distinta pendiente, ocupando un rectángulo de 14x24 m.

En una de las crujías se sitúan los cuatro hornos para cocer el pan y en la otra las labores propias de fabricación y amasado. La salida de humo de los hornos se produce por cuatro chimeneas de fábrica de ladrillo que hacen de esta fachada el elemento más singular y atractivo dentro del interés que tiene todo el conjunto. Otra nave, ortogonal a la primera en el punto donde se unen los edificios de la fachada principal, es de una sola planta con doble altura (14x9 m.) y debería alojar la máquina de vapor encargada de mover el eje principal de la fábrica, ya que en su proximidad se encuentra la gran chimenea conectada a esta nave por una canalización subterránea de ladrillo. El último elemento encargado de cerrar el patio lo forma una nave de 9x24 m. con dos tramos, uno con la misma altura que el anterior y otro más bajo. En esta zona es donde podrían haberse alojado los generadores de energía eléctrica instalados por Isaac Peral.

Este conjunto descrito lo completaban la esbelta chimenea, el estanque para la reserva de agua de las calderas y la refrigeración y el pinar. La chimenea de 24 m. de altura estaba construida como elemento exento en el diedro comprendido entre el edificio principal y la nave de la máquina de vapor. Esta situación se contempla con claridad en fotografías de los años veinte donde el edificio principal aparece exento casi en tres de sus cuatro caras y pueden apreciarse las proporciones de la torre-chimenea sin la edificación añadida posteriormente.

El estanque formaba una lámina de agua de 20x30 m. en cuya proximidad se encuentra una docena de magníficos pinos que hacen de telón de fondo del conjunto cuando éste se observa desde el patio interior de la harinera. En 1927 se añadieron dos naves más, adosadas al edificio de cuatro plantas, que deforman el exterior del conjunto por tres razones: Afectan gravemente las proporciones de la chimenea al encontrarse prácticamente unidas a ella. Los materiales de la fachada no son piedra y ladrillo como en el resto del edificio sino enfoscado. Tapan una de las fachadas del edificio principal, hasta la altura de la segunda planta, cegando los huecos existentes. El conjunto de edificación descrito se encontraba como elemento aislado dentro de una parcela de 3 hectáreas de superficie destinada a usos agrícolas. A raíz del cese de actividades, los nuevos propietarios se plantearon la conversión de la finca en suelo residencial y su consiguiente urbanización. Durante este proceso, el Ayuntamiento accedió a la propiedad del edificio y los restos de maquinaria que no habían sido vendidos aún.

Cuando se comienzan las obras de rehabilitación en 1986, el planteamiento con el que se parte es el de utilizar los mismos materiales hasta donde sea posible y el mantener una estética idéntica, con la posibilidad de remodelar las naves adosadas en 1927, para realzar las proporciones de la chimenea. Así, el cuerpo de mayor altura se mantiene en su estructura original, salvo la parte que ocupa la nueva escalera, que era donde se encontraba el cuerpo central de la maquinaria de producción. Hoy, este hueco, lo ocupa una escalera de acero inoxidable con peldaños de granito que comunica las distintas plantas, y que ha supuesto uno de los hallazgos más interesantes en el planteamiento del arquitecto, al conseguir un perfecto equilibrio entre lo antiguo y lo nuevo. La madera de los interiores es la original, el pino Pinsapo, al que se le ha dado un tratamiento ininflamable.

También, hay que resaltar la labor de limpieza y reconstrucción de la maquinaria, como se puede apreciar en la fotografía, utilizando para ello la madera original de los restos de una escalera existente en el edificio. Al ser la piedra el material predominante, con ella misma se han rehabilitado los huecos e incluso la remodelación de una de las naves de 1927, actualmente Salón de Actos, los alumnos de la Escuela Taller levantaron el mismo corregido con piedra. En cuanto a la cubierta exterior, dado su mal estado se rehabilitó, por supuesto, respetando la estructura de cubiertas a dos aguas, característica de su primera construcción. También, los cerchas de acero utilizados semejan la forma y estructura de los existentes y el revestimiento de aglomerado guarda el empaque y el sabor de finales de siglo. En definitiva, un planteamiento y una realización del trabajo del Arquitecto Municipal, D. Vicente López Bernal, que le ha merecido el reconocimiento de técnicos y profanos, de la Comisión Regional de Patrimonio, y que ha sido premiado por el Ministerio de Cultura, reconociéndolo como bien de interés cultural.

 
 
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