a vía sepulcral romana, que se encuentra en la actual plaza Vila de Madrid, corresponde a un vial secundario que comunicaba la colonia Barcino con la actual zona de Sarrià y que tenía, a ambos lados, tumbas de personas de las clases populares de los siglos I a III de nuestra era.
A ambos lados había monumentos funerarios: aras, estelas y especialmente cupas, unos monumentos semicirculares que recuerdan a un tonel de madera.
Esta zona funeraria se utilizó entre los siglos I y III de nuestra era y, con el paso del tiempo y con las constantes deposiciones de riera, acabó quedando totalmente enterrada, lo que facilitó su conservación.
Con el desarrollo de la ciudad medieval y moderna, en este mismo lugar se erigió, en 1588, el convento de las carmelitas descalzas. Ya en el siglo XX, los daños que sufrieron tanto la iglesia como el resto de dependencias que formaban el convento como consecuencia de los bombardeos de la Guerra Civil, motivaron que desde el consistorio municipal se considerara el traslado de la sede conventual y se iniciara el proceso de remodelación urbanística. En el marco de esta coyuntura, a partir de finales de la década de los cuarenta se planeó la definición de la plaza y se descubrieron los restos de esta necrópolis tan significativa para el conocimiento de la historia de la antigua Barcino.
Junto a la zona arqueológica encontramos el Centro de Interpretación, donde se pueden ver los objetos hallados en el yacimiento y donde se explica la organización del territorio de Barcino, la centuriación, las vías, los caminos y el complejo mundo funerario romano, gracias a los distintos ritos documentados en la necrópolis.