Construido a mediados del siglo XVIII, recibe su nombre al estar situado en la esquina entre la calle de Labradores y la conocida como Portalet de Capuchinas, hoy calle de Santo Tomás, y cuyo nombre se debe a la existencia de una puerta en la muralla situada al final de esta calle y que llevaba al Convento de las Capuchinas, ahora desaparecido. Hoy en día el palacio es el resultado de multitud de reformas que sus residentes llevaron a cabo a lo largo de tres siglos y se nos muestra ante nosotros como testimonio vivo de la historia de la ciudad de Alicante.
La planta baja alberga el Centro de interpretación histórica del edificio. Las entreplantas una sala de exposiciones temporales y una sala permanente con "Alicante monumental: Entre la Vila Vella y la Vila Nova".
La planta noble tiene una antesala, la sala noble y el salón del artesonado.