"Cuando la ciudad sueña.

Tengo un sueño. Barcelona se ha hundido, y desde la profundidad del silencio, experimenta la belleza de un mundo nuevo. La ciudad ya no flota y su piel vuelve a oler a mar. Barcelona es una urbe a la deriva en la memoria.

Erase un lugar que pudo ser el nuestro, pero nadie podría ubicar en un mapa. Un escenario fantástico en el que la ciudad, cual bella durmiente inmersa en el halo de melancolía de los sueños que se saben frágiles, espera un beso de luz silenciosa que la rescate de su penumbra.

De pronto, una luz naufragada la penetra agitando su espíritu y convierte la urbe huérfana y abandonada en un teatro de sombras transparentes, una península rodeada de negrura salvo por la magia inexplicable de una luz etérea, que transforma las calles con su embrujo. Me siento perdido, buceando en una urbe desconocida, despierta tras la explosión de luz, como un sol de medianoche, que revela una Barcelona intrigante y fantasmagórica. Descubro una ciudad deshabitada en la que las estatuas, las únicas sensibles al misterio de la luz invisible, se convierten en musas inesperadas que me guían para explorar su belleza escondida.

Quisiera recuperar esa Barcelona que nunca existió, cartografiar la noche para llevarme de vuelta los retales de ese viaje fabulado y construir con ellos la guía secreta de una ciudad oculta. Desearía poder fotografiar en sueños como un sonámbulo para secuestrar esa ciudad que nunca fue nuestra y rescatar los fragmentos de luz de esta Atlántida urbana, pecios de una verdad silenciada y hermosa, enfrascándola entre vidrios como el perfume de un sueño perdido.

Estos son los reflejos de esa ilusión. Fotografías de un imposible. Vanos intentos de atrapar un sueño. Un sueño, una ilusión, una sombra. Porque toda la vida es sombra, y las fotografías, sueños son. Las ciudades toman la forma del sueño que las contiene. Este es mi sueño. La ciudad encantada. Tuve que soñarla para poder verla".

Søren Berenguer