El barrio de Sant Antoni fue testigo ciego de un proceso de 8 años en el que solo se podía intuir, a través de los sonidos de una obra, aquello que sucedía dentro de su mercado. Acordonado, el edificio iba encajando las piezas para volver a la vida. En una serie de fotografías, que no busca lo definitivo, ni lo descriptivo, Asier Rua muestra únicamente piezas, elementos y situaciones de ese proceso para que desde ahí podamos completar el relato de lo que pudo ser, aferrándonos al potencial de todo aquello que no podemos ver. Celebramos el primer aniversario del nuevo Mercat de Sant Antoni huyendo de la elipsis que supone el binomio “antes y después” como imagen concluyente de la arquitectura y añadimos una nueva capa donde se abre un diálogo a tres: Antes (y después) y después. Así buscamos respuestas a la asimilación, experiencia e integración del edificio con el barrio.