Así como las fotografías son objetos frágiles en sí mismas, su contenido también lo suele ser. Son precisamente estas dos cuestiones las que pone de relieve el trabajo de Amy Friend la fragilidad de la vida y la fragilidad del objeto fotográfico. Friend reutiliza, revisita, retroilumina (práctica orificios sobre las imágenes), refotografía y, por tanto, resignifica antiguas fotografías que llegaron a ella por diferentes fuentes. Con este elegante modus operandi logra algo excepcional: es capaz de, a través de la luz, materia prima de la fotografía, devolver a la vida estas antiguas imágenes; es capaz de iluminar la oscuridad que rodea al pasado y al mismo tiempo convertirlo en algo bello.
Estas fotografías, tomadas hace muchos años, seguramente conmovieron por su tema y por sus referentes. Pero tal vez a nosotros hoy en día nos conmueven simplemente porque fueron tomadas en aquellos tiempos. Lo decía la célebre SusangSontag: el paso del tiempo convierte todas las fotografías en obra de arte. Es una aseveración demasiado radical, pero lo que sí es verdad es que Amy Friend, con su personal relectura, ha sido capaz de convertir esta máxima en algo más cierto.
Esta exposición forma parte del Festival Getxophoto, que celebrará su décimo aniversario con una edición dedicada al paso del tiempo.