La violencia ha sido un tema tratado dentro de la historia del arte que ha creado imágenes universales, más concretamente, la violencia política es un tema abordado repetidamente por los artistas en el siglo XIX y XX. En relación a este proyecto cabe destacar especialmente el trabajo de Goya en los Desastres de la Guerra, pero también Picasso, Warhol, y un largo etcétera de artistas, por no hablar de subculturas juveniles como el punk, que han abordado la violencia como una reacción al sinsentido de la guerra, de la misma manera que lo fue el dadaísmo. Así, este proyecto, trata de recoger este ruido eterno, utilizando la historia del arte y la la música como “caja de herramientas”, partiendo de la idea de Nicolás Bourriaud en su ensayo Postproducción (2009), para aplicarlo a la praxis artística. Explorando las relaciones entre los movimientos artísticos, sociales y la subcultura.
Y es que la violencia es un tema que actualmente sigue siendo abordado por su presencia e importancia en el presente. La exposición Laocoonte Devorado. Arte y Violencia Política, Artium (2004), del comisario Javier González Durana, se ha convertido en uno de los referentes de este proyecto, junto a autores como Anthony Burgess, que con La Naranja Mecánica, aportaría el término “ultraviolencia”, abordado por Stanley Kubrick en la adaptación de la novela al cine. De hecho, debido a la evolución de la representación de la violencia en el cine y los mass media pronto hubo que actualizar el termino a “hiperviolencia”.
Reflexionar sobre la violencia política, es hacerlo sobre la violencia presente en el ámbito público, social, privado y por lo tanto, sobre el ensayo de Carol Hanisch, Lo personal es político (1969), y el movimiento de liberación femenina. Pero también lo es pensar sobre el neoliberalismo, el auge de la extrema derecha, la guerra, el terrorismo, la violencia en los medios de comunicación, las imágenes repetidas hasta la extenuación, y en como la Historia que se repite.
Para abordar la metodología y la práctica artística de este proyecto en ocasiones se partirá del estudio iconográfico, realizado una nueva lectura de la historia del arte, aplicando a la producción de las obras, la praxis artística que va desde la neovanguardia, tendiendo puentes entre la cultura pop, el minimalismo, el arte conceptual, y el arte con la música, hasta el rastro en las prácticas artísticas mas contemporáneas. En este sentido, dos de los mejores ejemplos, los podemos encontrar en las propuestas que se adjuntan en el dossier. En la obra Hyperviolence (Apollo & Daphne), revisando la historia del arte, aplicando el statement del arte conceptual y la postfotografía, o en la serie Ultraviolence (Laocoonte), tratando la representación universal de los inocentes que mueren en los conflictos bélicos, que visto de una manera actual, encuentra su reflejo en uno de los mayores dramas contemporáneos, con la crisis de los refugiados que mueren huyendo de la guerra.
En Hyperviolennce (Stoya) se trata no solo de abordar una genealogía sobre la representación de la violencia, sino también, de reflexionar sobre el ensayo de Byung-Chul Han, La sociedad de la transparencia, (2012), más concretamente en su capítulo La sociedad porno. El hecho de utilizar imágenes de obras de arte históricas combinadas con una práctica artística contemporánea y de hacer uso de la apropiación, habla de la universalidad, lo global de la violencia y de la necesidad de utilizar la historia frente a la amnesia del presente en que vivimos, como afirma Bourriaud: “La historia es la caja de herramientas que hay que usar ante la amnesia que se impone globalmente”.
Luis San Sebastián
Lunes - Viernes: de 16:30 a 20:30h
Sábados: con cita previa.
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