Francesca Martí se centra en las dinámicas humanas. A través de su arte, analiza el comportamiento humano, cuando las personas se reúnen en multitudes, en manifestaciones políticas, ritos religiosos, en controles fronterizos, desplazándose al trabajo o incluso un grupo de aficionados en un evento deportivo. Martí observa el papel de los líderes, sus seguidores y congregaciones. Sus figuras deambulan por paisajes urbanos que ha fotografiado en Madrid, Nueva York, Shanghai, Estocolmo y otros centros urbanos. Ha llamado a estas esculturas “Believers”. Son exploradores que emigran a nuevos territorios formados por colores brillantes. A veces siguen el mismo camino, como en la instalación “Energy Ray”, una procesión de “Believers” que avanzan con la determinación de un rayo. Una serie de obras en cajas de plexiglás presentan agrandadas cabezas de maniquíes anónimos y bloques de vibrantes colores de neón. Figuras surrealistas que se desplazan en fila a través de caras inexpresivas. "Las figuras realistas de los maniquíes no tienen alma, pero los “Believers” con su energía les dan un espíritu nuevo al caminar por la topografía de sus rostros", explica Martí. "Son como exploradores descubriendo nuevas tierras".