En septiembre de 2016 se publicará la novela de no-ficción de David G. Torres, Cielo. En ella se narran una serie de hechos que ocurrieron en los años ochenta del siglo XX, y que giran alrededor de temáticas como el uso de la libertad de imagen, sexual y de actos. La muestra Hablar por boca ajena toma el final de Cielo –llamado Coda– como referencia y sirve como secuela de La balada de Wendy entre d’autres, cielo preview, visual mode, una exposición que se presentó en ADN Platform el año 2014 y que interpretaba el primer capítulo de Cielo.
Coda desvela la mecánica de Cielo. Es un meta-relato: explica de qué modo se construye el libro y a su vez muestra cómo el hecho de relatar implica explicar lo que hacen otros. De todos modos, Hablar por boca ajena, Coda:Cielo sigue una lógica distinta a La Balada de Wendy: aquí lo teatral y la performance toman protagonismo para remitir a la experiencia y a la dimensión física que afectan tanto al espectador como al actor.
Las dos prácticas transmiten al mismo tiempo las dinámicas de impostación: cómo el actor habla desde una experiencia ajena a través de textos narrados que al mismo tiempo no son suyos. Lo efímero (a través de la performance) y el discurso por boca de otros es el tema que articula Hablar por boca ajena, que utiliza el dispositivo exposición para relatar la experiencia de algo que ya no está ahí, que ha sido vivido por otros y que es ajeno a ellos.
Para reflejar la complejidad de la narración, los artistas que participan en la muestra, Antonio Ortega y Marc Caellas, se centran en llevar más allá la lógica de meta-relato de Coda, sin la intención de explicar exactamente de qué trata el texto. Su fin es usarlo como un punto de partida para generar nuevas historias a través de sus propuestas plásticas y teatrales.
Marc Caellas recoge en formato audiovisual todas las referencias del texto original y propone una performance que tendrá lugar el día de la inauguración, y que dejará rastros en la exposición. Antonio Ortega también investiga lo performático, centrándose en su aspecto escenográfico y objetual, y recogiendo y apropiándose al mismo tiempo de obras de otros artistas. A través de una instalación lumínica, de una estructura de poliuretano y varias imágenes reconocibles por su iconoclastia, el artista se remite a las experiencias que narra Cielo, sobre todo las relacionadas con la sexualidad.
Hablar por boca ajena podría identificarse como una muestra que habla de un libro que habla de experiencias de otros. La idea de fondo de la propuesta también es reflejar cómo una exposición de este formato incide en la discusión sobre el tipo de vivencia que puede aportar el arte contemporáneo: una experiencia vicaria, es decir, una forma de explicar, comprender y experimentar lo que hacen otros.
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