ATARAXIA es la ausencia de turbación. Un estado de serenidad y tranquilidad. Un orden de equilibrio sin perturbación en correspondencia con la razón, los sentimientos y el alma.
En una sociedad como la nuestra, estamos expuestos a una infinidad de condiciones externas e internas que socavan cualquier indicio de moderación y armonía. Lo frágil y efímero de la existencia, los miedos y las amenazas, la pérdida de valores. Nuestro egoísmo Los antojos de poder, riqueza y superficialidad. Las mentiras de la política y el deseo de posicionamiento social. Nuestra inmensa estupidez nos separa irrevocablemente del control de nuestras pasiones y deseos, nos hacen débiles e incapaces de ser felices.
Para los epicúreos, los deseos están divididos entre lo natural y lo antinatural, es decir, nuestra supervivencia reflexionando sobre lo que nos hace humanos, contra los deseos vanos que producen problemas al alma. Los estoicos nos dicen que la forma de llegar a ATARAXIA es alcanzar la libertad y la tranquilidad alejándonos de las comodidades materiales, la fortuna externa, dedicándonos a una vida guiada por los principios de la razón y la virtud. Mantuvieron la creencia de que la primera sustancia se encuentra en el fuego y en la veneración del logos; que se identificaron con la energía, la ley, la razón y la providencia que se encuentran en la naturaleza.
La ATARAXIA tachada quiere ser una representación de nuestro actual estar en el mundo y, un sentimiento absoluto de impotencia ante nuestros propios actos.
En exclusiva para la muestra ATARAXIA, se han recopilado una selección de 97 obras del artista. Entre dichas obras podemos encontrar piezas de series como: Carpeta de Marbella, Cut Outs, London Boxes y Suite Rimas además de pequeñas pinturas, estampas digitales y un cómic inédito del que se han editado 3000 ejemplares.
José Manuel Ciria
José Manuel Ciria es uno de los artistas más destacados de su generación y una figura central en el heterogéneo panorama de la pintura española de las tres últimas décadas. Desde que en 1984 realizara su primera muestra individual en la galería parisina La Ferrière, Ciria ha trazado una amplia trayectoria jalonada por numerosas exposiciones y premios. En los últimos años, su figura ha adquirido una amplia proyección internacional a través de sus muestras individuales en el Museo de Arte Contemporáneo de Herzliya en Tel Aviv, Israel (2002), Museo Estatal Galería Tretyakov en Moscú, Rusia (2004), Museo Nacional de Polonia, Varsovia (2004), Museo de Arte Abstracto Manuel Felguérez en Zacatecas, México (2005), Kunsthalle Museo Centro de Arte PasquArt en Berna, Suiza (2005), Museo de Arte Contemporáneo Ateneo de Yucatán en Mérida, México (2006), Museo Nacional de Bellas Artes de Buenos Aires, Argentina (2007), Museo de Arte Contemporáneo de Santiago de Chile (2009), Instituto Valenciano de Arte Moderno (IVAM) (2010) entre otros muchos espacios museísticos.
Tras una primera etapa ligada a una figuración de carácter expresionista, José Manuel Ciria estabiliza a principios de los años noventa la principal clave poética abstracta: el diálogo entre el fluir azaroso de la mancha y el rigor de la geometría, lo que supondrá la redefinición crítica de las dos herramientas fundamentales de la estética abstracta del siglo XX. A esta primera clave pronto se sumará el interés del artista por la diversidad de los registros iconográficos así como su infatigable labor de experimentación en el terreno de los materiales y los soportes. A partir de la combinatoria de todas las posibilidades y sustentado por una sólida reflexión conceptual, José Manuel Ciria elaborará a lo largo de los años noventa numerosas series cuyos principales ejes temáticos serán el tiempo y la memoria.
La nueva etapa que Ciria inició en Nueva York a finales del año 2005 supuso un punto de inflexión en su producción, traducido en un proceso de enfriamiento pictórico a partir de la recuperación de la línea como armazón compositivo y la consecuente estabilización de una iconografía ambigua, a medio camino entre lo figurativo y lo abstracto. En sus trabajos más recientes, el artista recupera e intensifica ahora los dos extremos de su vocabulario abstracto: la mancha se vuelve más libre, intensa y dramática, mientras que la geometría del fondo acentúa su rigor constructivo.
El influyente crítico norteamericano, Donald Kuspit, ha dicho de la obra de Ciria: «Me aventuraré a afirmar que José Manuel Ciria es un gran pintor, con ello me refiero a que tiene un dominio absoluto de su medio de expresión y de sus herramientas, la pintura y el vocabulario modernista de la abstracción, tanto gestual como geométrica (…). Observamos claramente un fuerte elemento de fantasía en las pinturas de Ciria, tal como muestran sus figuras: llamémosle ¿ilusionista abstracto?, esto es, crea figuras fantásticas partiendo de elementos abstractos, normalmente de planos gestuales que parecen estar en constante movimiento, sugiriendo así una figura en pleno proceso metamórfico».
José Manuel Ciria nace en Manchester el 3 de Febrero de 1960, de padres españoles (Santiago y Gloria), permanece en Inglaterra hasta la edad de los ocho años; momento en que sus padres deciden regresar a Madrid. Ciria empezó a destacar desde su infancia en su facilidad para el dibujo y la pintura, y después de pasar por varias escuelas y los talleres del Círculo de Bellas Artes, a la edad de 17 años ingresa en la Facultad de Bellas Artes de Madrid. En segundo de carrera Ciria decide abandonar sus estudios y a afirmarse como autodidacta. En 1994 obtiene la Beca de París del Ministerio de Cultura y en 1995 la Beca de Roma otorgada por el Ministerio de Asuntos Exteriores. En el año 2001 le es concedida una beca por el Ministerio de Cultura y Ciencia de Israel para preparar dos exposiciones en Museos de Tel Aviv.
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