Teruhiro Ando es un artista de origen japonés que reside en España desde 1992.
Su trayectoria como artista comienza con una licenciatura en la Universidad de Bellas Artes de Tama, Tokio, seguido de dos posgrados, uno en restauración y otro en pintura, ambos por la Academia de Bellas Artes de Ljubljana.
En esta época participó en varias exposiciones colectivas en Alemania, Austria, Gran Bretaña y España. La obra de este periodo es conceptual, trabajando principalmente en instalaciones.
En 1991 es becado como artista residente por la Universidad de Edimburgo y condecorado con el primer premio a la Mejor Exposición en el Festival de Edimburgo, Escocia. En 1992 con motivo de su intervención en el Pabellón de Japón para la Expo del 92 de Sevilla, tomando entonces la decisión de establecer su residencia fija en España.
La pintura de Teruhiro Ando cuestiona la realidad de la percepción y asombra al espectador con la ilusión óptica que produce el trampantojo.
Su obra forma parte de colecciones como la del Museo Nacional de Arte Moderno de Ljuibliana, la Biblioteca Nacional de Madrid, el Museo Municipal de Valdepeñas, el Museo CEART de Madrid y las colecciones de las Fundaciónes UNED, BMW, Wellington entre otras.
Ha obtenido numerosos premios nacionales e internacionales entre los que podemos destacar en 2001 el Primer Premio en la VI Exposición Internacional de Pintura, Alcázar de San Juan, el Premio BMW de Pintura en el 2008, más recientemente en 2012 el Artes Plásticas y Fotografía de Alicante, el Premio de Pintura de Focus-Abengoa 2013 y el Salón de Otoño de Madrid en el 2014.
En 2013 fue nombrado académico correspondiente de la Real Academia de Bellas Artes y Ciencias Históricas de Toledo.
YOHAKU
La obra de Teruhiro Ando se aparta por completo de definiciones, y para hablar de ella debemos establecer el diálogo como si de un Trompel’oeil Se tratara. Trompel’oeil en el que mediante una sutil estructura volumétrica consigue crear otros planos pictóricos donde tiene lugar ese "engaño del ojo" apareciendo representado el alféizar de una ventana en el que se sitúa el objeto como protagonista corpóreo, porque el resto es ese espacio casi inmaculado, delicadamente sugerido, vacío. En ese espacio blanco el vacío se entiende como yohaku, que corresponde al espacio donde no hay forma pero en el que paradójicamente se genera toda forma. En ese "casi" no representar el espacio se genera todo el misterio, toda su capacidad evocadora. Sin duda, a Teruhiro todo esto le resulta familiar; la palabra Ku está relacionada con el término Shunya del sánscrito cuyos primeros fundamentos sobre el significado del término se encuentran en la escuela budista fundada en la India por el sabio Nagarjune en el siglo ll que descubrió la doctrina del vacío.
En Cualquier caso, nosotros no podemos sustraernos al recuerdo de Zurbarán pues el misticismo del pintor extremeño informa y alimenta muchas cosas de esta obra. Como tampoco podemos olvidarnos del Bodegón del Cardo de Sánchez Cotán, al situar Su objeto también en un alféizar como pretexto para definir el vacío y el silencio monacal.
Manuel Parralo Dorado
Decano de la Facultad de Bellas Artes
Universidad Complutense de Madrid
Catalogo: XXIII Premio BMW de Pintura 2008
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