Parece un hombre del Renacimiento, de tan polifacético que es. Pero, en realidad, es un chico de Talavera, nacido en los ochenta, heavy y poeta, urbanita y divertido, que se ha ido haciendo madrileño de adopción. Aitor Saraiba dibuja, escribe, pinta, crea cerámica, expone, vende los cojines de su madre, cultiva amistades, escucha música, y trabaja "25 horas" al día. Pura incontinencia creativa (y hasta vital, diríamos) tiene este cordero con disfraz de lobo (exterior metal, interior sensible) que ha encontrado su refugio creativo en el madrileño barrio de Malasaña. (texto extraído de AD España)
¿Quién se anima a pasar un buen rato rodeado de unicornios del metal?