El taller expandido constituye el último trabajo de Joaquín Ureña, una propuesta donde el artista vuelve a incidir no solo en la renovación de la técnica y el formato de la acuarela que lo ha singularizado, sino también en sus temas predilectos de los últimos tiempos, que, al ser articulados dialécticamente, han acabado por cristalizar en una nueva síntesis creativa.
En un ejercicio de introspección y, al mismo tiempo, de exposición, lleva al extremo la presentación de su taller a partir de siete piezas de gran formato que recorren los 360 grados de su perímetro: un taller lleno de objetos, de libros, de botellas y revistas, de apuntes y herramientas, dispuestos en cuidadoso desorden, perfectamente identificables para ayudar a una descripción minuciosa de su universo de trabajo. Luces de procedencia diversa ensanchan los matices de intimidad desvelados, que se confunden con los reflejos de los cristales a través de los cuales se unifica el interior con el exterior. A su lado, Ureña recupera también el dibujo como herramienta de exploración de su entorno. El pintor, que siempre se ha debatido entre el “dentro” y el “fuera”, lleva hasta el extremo esta relación dialéctica de contrarios que se alimentan mutuamente al trasladar el otro taller que ha sido la calle a la periferia de su ciudad. Un centenar de dibujos describen una periferia falta de lugares comunes, de lugares “pintorescos”, de espacios transitados, a los que nos tenía acostumbrados.
Tinta negra sobre papel blanco. Principio y final para una obra que se expande desde la intimidad coloreada de su estudio hasta el descubrimiento externo de espacios abiertos sugeridos por la inmediatez del apunte.