Tras exponer individualmente en La Atómica (2014 y 2016) y participar en el proyecto colectivo “In/out” en la Sala 0 del Museo Patio Herreriano a principios de 2017, Laura López Balza (Santander, 1984) vuelve a Valladolid a través de La Recámara de La Gran con un nuevo proyecto pictórico en el que registra sus vivencias personales más allá de la propia realidad tras varias estancias en Senegal.
Su trabajo –pictórico casi siempre– se mueve entre dos conceptos aparentemente opuestos: “Lo imaginado” y “Lo real”. Partiendo siempre de aquello que le circunda, en las obras que agrupa bajo “Lo imaginado” genera relatos o pequeñas utopías sobre lienzo en las que “el libre juego de la imaginación y el entendimiento se ponen en acción, para dar como resultado pinturas desbordantes de color en las que se muestran los pensamientos que pululan durante el proceso creativo: un ir y venir de la naturaleza a lo fantástico, de lo cotidiano a lo posible, dejando entrever aquello que sucede al observar, reflexionar o imaginar”.
“Lo real” reúne obras en las que, partiendo también de la observación, la artista aborda todo aquello que conforma lo cotidiano y su propia intimidad. “La vida sencilla como experiencia estética suprema: las personas allegadas, los territorios, los objetos o la flora”. Un trabajo movido por su curiosidad hacia el entorno y por el registro de lo conocido.
En esta exposición que hemos titulado “Pintar para ver” reunimos obras que fluctúan entre los esos dos conceptos, toda vez que el “descubrimiento” por parte de la artista de los paisajes, los objetos y los habitantes de Senegal –donde lo cotidiano se confunde con un jardín paradisíaco poblado de vegetación exuberante y colorida, casi irreal, como los colores de sus cuadros– ha supuesto para su experiencia vital, y por tanto para su imaginario, que “Lo real” a menudo se mezcle con “Lo imaginado”, logrando que en sus nuevas obras el asombro y el canto a la canto a la joie de vivre alcancen cotas insospechadas.
Sobre la artista:
Señala Ignacio Pérez-Jofre que el trabajo de Laura López Balza (Santander, 1984) “se basa en la expresión visual de vivencias e imaginaciones personales. Su plasmación plástica está definida por una gran intensidad en la interacción cromática y un cierto primitivismo en la forma. En ese sentido es una obra antiacadémica que conecta con posiciones de gran trascendencia en el arte contemporáneo, aquellas que eligen no respetar de manera rígida las leyes de la pintura ilusionista y afirman una relativa planitud del color y la forma para conseguir una mayor expresividad e interacción.
Su obra es enérgica, cercana, divertida, desinhibida y ácida. Muestra y contagia su entusiasmo por la infinita riqueza y variedad de los visible y lo imaginable.”
Y completa Eloy Arribas. “Su obra trata las emociones primarias de una manera pasional y expresiva, dirigiéndose desde su percepción sensible al subconsciente del espectador, abordándole a través del disfrute de la estética, de la calidez. Sus dos principales series, “Tesoros del devenir” y “Epopeyas”, hablan sobre la relación entre las personas y el entorno que les rodea y sobre los vínculos que establecen con él, sobre el disfrute de los momentos estéticos del mundo, sobre la posibilidad de imaginar y disfrutar haciéndolo; Laura López Balza es una cuentacuentos, que sólo exige al espectador el que mantenga la mente abierta a la belleza y al disfrute. Su trabajo entronca con la tradición pictórica, dándole una interpretación contemporánea."
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