Mientras tu cuerpo viva,
embrida el pensamiento, y a él no cedas:
hazlo así mientras puedas,
pues es muy peligrosa la demora
y no es temprano comenzar ahora.
Francesco Petrarca
El novelista y premio Nobel alemán Hermann Hesse hizo hablar a uno de sus personajes en su novela El Lobo Estepario: “has ensuciado nuestro bonito mundo alegórico con manchas de realidad”.
Caminar, mejor dicho, transitar por la exposición de Domenech, artista polifacética de amplio espectro, merece despojarse de todo disfraz o ardid de mundana realidad. Aspectos artísticos aparentemente muy diferentes presentados de modo trasversal, inhabitual, de modo ambicioso, en un esfuerzo por sacarnos de nuestra zona habitual de confort al imbuirnos dentro de una exposición artística diferente original, de otro tiempo renacentista, quizá. Pintura, video, sonido e instalación nos hacen trascender de nuestro lugar habitual. Ese espacio sináptico repleto de “yoes” cabreados entre sí ubicados dentro de nuestra confundida mente. Y hablo de contradicciones aparentes, que se tornan en seguida en múltiples metáforas sinestésicas. Unas ideas (las obras) que se presentan para ser experimentadas a diferentes niveles de energía lumínica y auditiva. Los sentidos se liberan de su función primigenia, adoptando funciones inesperadas según caminamos por las diferentes atmósferas inmersivas. Un aparente orden en el que los personajes de las obras evolucionan hacia un proceso de fusión con la materia circundante. Una implosión desintegradora. catárquica, una vez transformada la forma hacia un nuevo nacimiento hermético.
Esta es una exposición para ser caminada una y otra vez trazando diferentes rutas cada vez. Ocupar el espacio vacío y dejarse ocupar por él de nuevo. Y vuelta a empezar, en ambas direcciones. Cada uno establece sus propias relaciones entre la forma y lo concreto; entre los unos y los otros. Pero fracasaríamos al pensarnos separados realmente en una cartesiana infinitud dualista. Tal y como dice el científico Ervin Laszlo: “no existen “cosas” y fuerzas separadas en la naturaleza, sino solo series de acontecimientos interactuantes con características diferenciadas”.
Y cuando las aventuras son ambiciosas, y la mente polifacética se expande en el corazón de una artista, no es menos aguerrido el objeto de esta exposición: inspirarnos estados expandidos de conciencia al conectar el “enchufe” de nuestra mente a las diferentes corrientes energéticas que Domenech pone a disposición de nuestros sentidos. Todo un mundo simbólico repleto de ideas (obras) lumínicas, auditivas; diálogos propios en relación al medio onírico propuesto. Ya se sabe, como dijo Hölderlin, que “el hombre es un dios cuando sueña y un mendigo cuando reflexiona”. Ese estado de quietud, de remanso de paz, de un oasis soñado de formas informes y materias sin dueño ni realidad a la que aferrarse. Ese estado de no miedo, de antifragilidad, de escucha silenciosa del Ser sin ser el Ser; esos efluvios expansivos de la conciencia. En definitiva, estados expandidos de conciencia como tecnologías poderosas para crear alma. El alma no existe en sí, se crea, se trabaja, se modula, se obtiene, se gana, se sueña. Borges decía: “(…). Con alivio, con humillación, con terror, comprendió que él también era una apariencia, que otro estaba soñándolo”.
Discriminar entre mi mundo interno y el mundo externo aumenta mis capacidades intuitivas, de empatía, sensitivas, emocionales. Por eso podemos amar conductualmente. Por eso existe la Luz. A veces, una oportunidad de estado expandido de conciencia se presenta ante nosotros. No obstante, explorar en la conciencia puede provocar efectos secundarios, estados vívidos y aprehendidos. También pueden inducir, entre otras consecuencias inesperadas, ausencias temporales de pensamiento racional. Una liberación, el estado más alto de la Conciencia.
Enrique Bocángelus
en Facebook esta exposición | comparte en Twitter esta exposición | Como llegar |
|
TODAS LAS EXPOSICIONES DE ESTE ESPACIO
|