Ricardo Flecha Barrio (Zamora, 1958), hijo del pintor Ricardo Flecha Valle, se inició en el mundo artístico, siendo aún adolescente, en los talleres locales del tallista Arturo Álvarez García, del pintor Antonio Pedrero Yéboles, y del escultor Ramón Abrantes Blanco. En 1983 se trasladó a Madrid, dedicándose exclusivamente a recibir clases de dibujo en la academia "Artaquio". Un año después ingresó en la Facultad de Bellas Artes de la Universidad de Salamanca, obteniendo la licenciatura en 1989.

Desde 1995 compagina la docencia en la Escuela de Arte y Superior de Diseño de Zamora con el trabajo escultórico en su taller. También ha participado en diversas ediciones de las muestras organizadas por la Fundación "Las Edades del Hombre".

En la mayoría de sus obras ha combinado los diversos tipos de madera con otros materiales alternativos, como los metálicos y los sintéticos. El acabado se caracteriza por la utilización de diversas ceras, anilinas y pátinas a base de óxidos metálicos, pero no renuncia a la policromía tradicional. La mayor parte de su producción traspasa los cánones tradicionales y respira una comprometida innovación en lo conceptual, lo compositivo y los materiales empleados.

Siempre ha trabajado en el campo figurativo, dedicándose sobre todo a la temática religiosa, pero interpretada de modo peculiar. Sus formas rudas, descarnadas, sarmentosas, retorcidas hasta el paroxismo, y las policromías, poco convencionales, suelen provocar en el espectador un fuerte impacto estético; su finalidad es manifestar aparentemente los efectos dramáticos o patéticos del tema representado para alcanzar su sensibilidad y obligarle a la reflexión interior sobre aquello que contempla. Es en este ámbito, caracterizado por un cierto "expresionismo delirante", donde el artista se encuentra más satisfecho.

Es conocido en el ámbito local y nacional por la realización de numerosas figuras, grupos y otros elementos procesionales para las Semanas Santas de Zamora, Toro, Valladolid, Medina del Campo, León, Lugo y Zaragoza. De entre sus pasos se han de mencionar dos de la Cofradía de Cristo en su Mayor Desamparo de Medina del Campo: Cristo en brazos de la muerte (2011), debido a la conmoción mediática que provocó su novedad iconográfica, y Cordero de la Redención (2016), que ha supuesto una gran innovación al aplicar conceptos teológicos a la plástica procesional.

Entre las obras religiosas expuestas al culto en iglesias de la diócesis zamorana destacan el Cristo Yacente (1997) de la Real Cofradía de Nuestra Madre de las Angustias, de San Vicente Mártir de Zamora, y Cristo resucitado (1999) de la iglesia de Santa María del Azogue de Benavente.

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