Concha García (Gijón, 1939)
Ni siquiera ella podría imaginar que encontraría su pasión en la formación de un grado cuyas asignaturas principales se centraban en el cálculo, las matemáticas comerciales o los elementos de contabilidad. Afortunadamente, el dibujo era una de las principales materias que se impartían, en los estudios de Peritaje Mercantil y que, Concha García (Gijón, 1939) supo aprovechar al máximo. Poco a poco, su curiosidad por el arte y la pintura tomaron forma de la mano de César Pola, de quién aprendió la técnica y una manera de trabajar que nunca ha abandonado. Desde que hiciera su primera exposición en 1979, ha participado en incontables muestras, individuales y colectivas, ha ganado reconocidos premios y le han otorgado importantes medallas y menciones. Su obra se ha podido ver en ciudades como Oviedo, Gijón, Valladolid, Madrid o Nueva York.
Caballete en mano, esta artista ha asimilado diversas habilidades pictóricas a partir de entornos naturales como apoyo principal de sus creaciones. Sus primeras obras, cargadas de color, estaban destinadas a la participación en premios y concursos que, pronto abandonaría al darse cuenta de que no quería vivir para la pintura, sino para el arte. En ese momento, Concha encontró un lenguaje que desarrolló a través del color pero sin perder de vista la base de sus cimientos, el dibujo. Con un toque personal y un estilo realista, las piezas de Concha García sumergían al espectador en universos íntimos predominados por tonos cálidos y ocres llenos de matices. La destreza de las composiciones y la precisión del trazo copaban paisajes castellanos, marinas o bosques destacados por la idealización de una luz que iluminaba sobrias gamas cromáticas. Las pinceladas limpias y pulidas, aunque con un marcado dominio de la materia, recordaban a la melancolía de los paisajes románticos de Friedrich, y sus personajes se disolvían dejando el protagonismo a la naturaleza.
Casi sin darse su cuenta, la pintura de la artista profundiza en la propia pintura y en la serenidad que le aporta a sí misma. Atmósferas vaporosas, formas difuminadas y desmaterialización de las formas ceden espacio a una luz que se funde en gamas monocromáticas que realzan la riqueza de los blancos y negros. Simplificación, elegancia, neutralidad y armonía emergen entre olas, árboles y paisajes nevados que invitan a la quietud del público y de la propia artista. Con el espíritu relajado y plenamente consciente, “Síntesis” muestra pinturas equilibradas donde las brumas y texturas fluyen en composiciones que no tienen caminos marcados. Concha García ya no tiene la presión del éxito y plasma la vida mostrándola en todo su esplendor y serenidad.
“…lienzos que transforman su blancura, metamorfosis en las manos del pintor…” (Extracto del poema Manos en Calma, de Cristina Rudolph)
María Martínez Vallina
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