Trabajadora y persistente son dos de las muchas virtudes que caracterizan a Marta Fermín (Oviedo, 1973). Esta artista es hoy un referente de la gráfica asturiana que compatibiliza su labor creativa con la promoción y gestión cultural. Formada en la Escuela de Arte de Oviedo, su especialidad en Edición de Arte y técnicas de la Estampación, marcaron el punto de partida de un método que ha ido perfeccionando en reconocidos centros naciona-les e internacionales. Un aprendizaje que, a día de hoy, continúa dentro de los talleres que imparte en su propio espacio creativo donde, la retroalimentación con sus alumnos, supone el eje fundamental de un crecimiento personal y creativo que se refleja en todos los resulta-dos. Premios, becas, exposiciones individuales y colectivas, ferias y la presencia de su obra en importantes colecciones mundiales avalan un trabajo que se consolida en una trayectoria que deja huella.
A través de distintos lenguajes y soportes, la destreza y habilidad técnica que esta artista tiene para la plástica, le permiten dar rienda suelta a sus pensamientos más profundos en un automatismo que fluye de manera natural. El entorno que nos rodea, el contexto social que nos condiciona, la pérdida de conciencia de nuestra propia naturaleza y la obra de arte como refugio donde reflejar sus emociones y sentimientos, se convierten en los principales pretextos que motivan el acto creativo de la artista. Instalaciones, cerámica, estampación y pintura, son los soportes principales que utiliza a su favor en un incesante dominio de la técnica mixta. En ellos, la presencia de colores grises, azules o verdes conviven con trazos y líneas que estructuran un desenlace final sobre el que evoluciona sin descanso.
En ese despliegue de habilidad, en la que el deseo por la experimentación nunca cesa, emerge ContrAdicción, composiciones donde se desarrollan ideas que dan sentido a una or-ganicidad que se transfigura. Y, en la metamorfosis, el sentimiento se torna como una acción experimental libre, que se deja llevar en el Einfühlung, donde las reglas del pensam-iento lógico se desvanecen y la consecuencia de las formas orgánicas ejercen de mediad-ores entre los sentimientos y los pensamientos. Un producto flexible que se adapta y rela-ciona todas sus partes de forma armoniosa dando lugar a diferentes visiones del mismo hecho. Quizás una contradicción en sí misma fruto de unas adicciones contraindicadas que, por fortuna, brotan en iconografías formales que reflejan la expresión de sus valores más internos.
Materiales bastos y matices metálicos se desvanecen en manchas que fluyen y se enredan poniendo de relieve las afinidades que hay entre ellos. El pigmento de hierro se funde en el óleo de paletas sobrias; mientras, el grafito se manifiesta libremente en sus formas más clásicas, dando lugar a componentes naturales que emanan energía, provocando que cada pieza sea única en sí misma. Finalmente, en la potencia de la obra final se revelan puntos de luz cálidos, sutiles y abstractos que reclaman la predisposición afectiva y perceptiva del es-pectador ante la realidad presente.
María Martínez Vallina
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