No quiero utilizar ni conceptos, ni palabras... la emoción piensa en suaves tonos”.
(A.W. Schlegel)
He aceptado hacer está introducción lo cual supone un ejercicio de introspección nada
fácil.
Para ser objetivo debo hacerla bajo el reconocimiento de mis limitaciones: la primera,
la exigencia y autodisciplina que me demanda un lienzo en blanco; la segunda, la
incertidumbre de no saber de antemano cuál será el resultado presentido por la idea y
perseguido por la pasión.
Cada cuadro es una singladura a la que uno se apunta sin saber en qué condiciones se
llega a puerto. He aprendido, con la práctica, que uno va gobernando los colores y atando
los cabos de la composición y de la perspectiva. No es fácil esta tarea y, a veces, el cuadro
parece cobrar vida propia empeñándose en ser más fuerte que uno mismo. Cuántas veces
he tenido que volver sobre los pasos andados... Sin embargo, he tenido y tengo presente
que en este vaivén voy desechando, añadiendo, afinando y, en resumen, buscando esa cosa
inefable y misteriosa: la emoción. Porque se pinta o se ha de pintar como se es. Se pinta
para descubrir o, mejor, para descubrirse. Y, lo más importante: en ese camino a veces
árido, a veces amable, siempre hay hallazgos, felices, no buscados, que van enriqueciendo
el oficio y la experiencia.
Como se observará en esta exposición, pinto siempre los lugares que observo, conozco y
transito. Rincones que me estimulan sin que yo sepa muy bien por qué, en una suerte de
diálogo sosegado y silencioso con el paisaje para conseguir que todo esto parezca hecho
sin afectación ni pretenciosidad. No sería yo si emulase otros estilos. Esto no funciona.
Creo que saber pintar obliga a tener mucho de poeta y algo de artesano. Esa dosis
artesanal, humilde y discreta, hace que uno se vaya aproximando más certeramente a lo
que quiere decir y consiga, si el tiempo o la inspiración se lo permiten, contar algo con
dicción propia.
Aprender, siempre aprender. Un árbol, un acantilado, un río, más allá de cualquier
virtuosismo han de transmitir y, finalmente, trascender.
La pintura cuando alcanza ése mágico estadio de poesía sin palabras nos transforma y
humaniza.
Francisco Díaz
en Facebook esta exposición | comparte en Twitter esta exposición | Como llegar |
|
TODAS LAS EXPOSICIONES DE ESTE ESPACIO
|