Cielo errante es una intervención específica de Marina Núñez para el Museo Barjola. La artista ha dibujado con luz en la arquitectura de la capilla para generar en el espectador una experiencia sensorial que conecta referentes cosmológicos científicos y espirituales.
Guiada por las intuiciones que sintió en su primera visita al espacio, Marina decidió duplicar con puntos de luz una de las hornacinas que en el pasado exhibieron estatuaria religiosa, y hacer brotar de este trampantojo ficticio un torrente de formas luminosas que sumergen al espectador en una experiencia que bien podría parecerse a los episodios de consciencia cósmica: una súbita expansión intelectual que permite entender claves ocultas del funcionamiento del universo.
Fascinada desde el inicio de su carrera por las imágenes científicas y probablemente impresionada, si bien no de forma consciente, por los modelos cosmológicos de los siglos XVI, XVII y XVIII que emplean abundantemente nubes, ángeles y esferas como iconografía, la pieza final se sirve de estas tres tipologías para guiarnos desde los ángeles hasta la inmensidad del firmamento. Además de la pieza audiovisual, un libro de artista, diseñado por Claudia Ospina, recoge el proceso de diálogo intuitivo entre una selección de imágenes antiguas y nuevas de Marina Núñez, y un conjunto de referentes históricos, recopilados por ella misma en archivos y bibliotecas. Fragmentos de una distendida pelea de citas (ciencia versus espiritualidad) entre artista y comisaria completan la publicación.
Cielo errante invita a reflexionar sobre las relaciones históricas entre la ciencia y la espiritualidad: “Tantos ángeles rodeando las representaciones de historia natural... como una física sacra que intenta demostrar que ambos campos de conocimiento no son incompatibles, o al menos simular que no lo son, ya que les guía el propósito común de explicar el mundo.Las esferas que contienen nubes inciden en la grandeza del propósito, porque intentan apresar o controlar, precisamente, lo inaprensible. Se puede comprender, pero no asir, a las nubes etéreas y cambiantes."- apunta Marina Núñez. (Susana Blas, comisaria de la exposición)
Marina Núñez, ha expuesto en centros públicos como el Museo Nacional Centro de Arte Reina Sofía de Madrid, La gallera de la Comunidad Valenciana, la Fundación Pilar y Joan Miró en Palma de Mallorca, la Iglesia de Verónicas en Murcia, el DA2 de Salamanca, la Casa de América en Madrid, el Instituto Cervantes en París, La Panera en Lleida, el MUSAC en León, el Centre del Carme en Valencia, la Sala Rekalde en Bilbao, el Patio Herreriano en Valladolid, la Sala Alcalá 31 de Madrid, Artium en Victoria, Es Baluard en Palma de Mallorca, Hamburger Banhof de Berlín, White Box de Nueva York, ZKM de Karlsuhe, Alemania, MOCAK de Cracovia o Antichi Granei de Venecia.
Su obra figura en las colecciones de varias instituciones, entre las que se encuentran el Museo Nacional Centro de Arte Reina Sofía, el Artium de Victoria, el MUSAC de León, el Patio Herreriano de Valladolid, la Panera de Lleida, el TEA de Tenerife, el CAAM de Las Palmas, Es Baluard de Palma de Mallorca, la Fundación La Caixa, la Fundación Botín, el MAC de A Coruña, el CAB de Burgos, el FRAC Corse, o la Corcoran Gallery of Art de Washington, DC.
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